Partamos de la base de que el escenario ideal es que, antes de arrancar una rutina de entrenamiento, nos pongamos en manos de un profesional cualificado que nos diseñe un plan a medida, en virtud de nuestra condición física, objetivos, etc. Dicho esto, es cierto que, para romper el hielo y si no andamos demasiado bien de tiempo, una buena opción es hacer en casa una tabla de ejercicios lo más sencilla posible que nos ayude a estar en forma sin complicarnos demasiado la vida y utilizando nuestro peso corporal como único material. Una tabla en la que, previo calentamiento de músculos y articulaciones, no pueden faltar los tres ejercicios más efectivos y sencillos que suelen recomendar los entrenadores. Sentadillas: parece increíble que un ejercicio tan sencillo pueda obrar tanto bien a nuestro tres inferior. Con ellas se trabajan a tope los glúteos, los cuádriceps, los aductores e, incluso, el 'core'.
Tres series de 15 repeticiones cada día es un regalo para nuestro cuerpo. Planchas: aunque, al principio, cuesten, es uno de los ejercicios más agradecidos que podemos hacer. Con él, más allá del abdomen, se activa todo el cuerpo: desde los hombros hasta los dedos de los pies, pasando por los hombros, los glúteos, el suelo pélvico, los cuádriceps y los gemelos.
Hacer tres series, aguantando la postura 20 segundos y descansando 10 entre cada una de ellas, puede ser un magnífico comienzo. Flexiones: otro de esos ejercicios a los que se teme, pero que son mano de santo. Con ellos se trabajan los hombros, el pecho, los tríceps, los bíceps e, incluso, el 'core' (siempre debemos tenerlo presente).
Tres series de 10 repeticiones cada una puede ser un buen punto de partida. Es importante reincidir en la importancia de ejecutarlas con una técnica para no hacernos daño y aprovechar al máximo todos sus beneficios.