La fruta es fruta, y es buena a todas horas, sobre todo si comiendo fruta eliminamos de nuestra dieta otros productos menos saludables, como helados o postres dulces.
Las frutas son una buena opción antes y después de comer, no por ello engordarán más o empeorarán la digestión.
La ventaja de convertir a la fruta en nuestro postre es que apartaremos otras opciones ultraprocesadas con más calorías y menos nutritivas.
El hecho de consumir la fruta antes de la comida tiene un punto positivo y es que aporta saciedad, lo que puede facilitar que comamos menos cantidad de los platos principales.
La fruta, a igualdad de peso, tiene entre 5 y 10 veces menos calorías que los helados y las tartas.
Si tiene alguno de estos problemas también tome fruta, pero procure no excederse de los 200 gramos.
Coma toda la fruta que quiera.
La recomendación nutricional es comer al menos 3 piezas de fruta cada día para cubrir parte de las vitaminas y los minerales que se necesitan, si no existen contraindicaciones médicas.
En otoño e invierno, podemos optar por las frutas que ayudan a prevenir el resfriado, como, por ejemplo, la mandarina, el kiwi, la naranja, el caqui, etcétera.