La hidroterapia se basa en la aplicación del agua sobre el cuerpo, a diferentes temperaturas y niveles de presión, con el fin de aliviar dolencias.
Existen muchas maneras de aplicar el agua y cada una de ellas pretende brindar una serie de beneficios generales y otros más específicos.
Se considera que la clave de estos últimos está principalmente en la temperatura de la misma, que puede ser fría, caliente o alterna.
Con cada temperatura y nivel de presión, se activan diferentes funciones del organismo que ayudan a obtener el alivio.
Por ejemplo, con el agua caliente, se pueden aliviar dolores musculares y reducir las inflamaciones, mientras que con el agua más fresca se puede activar la circulación y espabilar.
La hidroterapia ha demostrado ser una estrategia útil como coadyuvante en muchos casos.
Por ello mismo, ha sido aprovechada con frecuencia dentro del ámbito de la fisioterapia para promover el alivio y curación de varias lesiones deportivas y dolencias como las que produce la osteoartritis.
Los baños para pies con agua caliente brindan otros beneficios, como ayudar a entrar en calor, promueven la circulación sanguínea y tienen cierto efecto analgésico que resulta muy reconfortante.
Son ideales para los días de frío, promueven la circulación sanguínea y tienen cierto efecto analgésico que resulta muy reconfortante.
A estos baños se les puede añadir una cucharada de manzanilla, caléndula o lavanda seca para potenciar los efectos relajantes.
También se podrían utilizar simplemente algunas gotas de los aceites esenciales de estas plantas.