Baños para pies pueden ser muy útiles para mejorar la circulación sanguínea.
Tan solo será necesario calentar dos litros de agua en una olla y verterlos en un barreño o recipiente plástico donde podamos introducir los pies.
Una vez que el agua se enfríe, añadimos varios cubos de hielo al agua y mantenemos los pies allí durante un par de minutos.
Hay personas que gustan añadir a sus baños para pies, un poco de bicarbonato de sodio o bien, sal marina gruesa, puesto que ayudan a relajar los pies con mayor facilidad y a obtener alivio a la pesadez, cansancio e inflamación.
Duchas de contraste, que alternan agua fría y caliente, son una de las más recomendadas para mejorar la circulación.
Siempre que se finalice una ducha de contraste, es necesario secar el cuerpo rápidamente, realizando movimientos circulares y vigorosos con la toalla para favorecer la circulación sanguínea.
La hidroterapia es, sin duda, una de las terapias alternativas más sencillas que puede ser especialmente útil para mejorar la circulación.
La hidroterapia no sustituye ningún tratamiento médico ni tampoco se debe utilizar como única forma de curar o aliviar una molestia o patología.
Técnicas como las duchas de contraste en los brazos pueden contribuir tanto para aliviar inflamaciones así como dolores articulares y musculares.