El cuerpo es un comunicador experto de nuestras emociones y un termómetro exacto del ambiente emocional en el que estés.
El cuerpo es un reflejo de tu interior.
Si tu interior hay preocupaciones, habrá tensión.
Si hay enojos, habrá tensión.
Si hay poco cuidado a tí mismo, habrá tensión.
Si postergas el solucionar lo que te preocupa, habrá tensión.
Y así sucesivamente, mientras más le agregues, más tensión habrá y esa es la causa real del desajuste y desequilibrio que más adelante ocasiona enfermedades y demás dolencias.
Empieza por observar tu cuerpo y date cuenta del momento exacto en el que empiezas a tensarlo, y decide relajarlo, respirando profundo y soltando tu cuerpo.
Genera los cambios internos que necesitas hacer para tener tu mente y tus emociones en paz, y los resultados se verán reflejados en el exterior.