Sabemos que los masajes permiten una relajación muscular, lo que alivia la tensión acumulada en el cuerpo, liberando esta tensión, y al liberarla ayudan a reducir la sensación de estrés y mejorar el bienestar general. Mientras te brindan el masaje se liberan endorfinas, que son neurotransmisores que relacionan la sensación de bienestar y la reducción del dolor, es decir, sensación de euforia y calma, lo que disminuye los efectos negativos del estrés. A través de los masajes se reduce la presión arterial, lo que beneficia a las personas que experimentan hipertensión por el estrés, considerando que, se puede aliviar la tensión en el sistema cardiovascular. Los masajes ayudan a mejorar la calidad de sueño al promover relajación y aliviar la ansiedad, lo que es fundamental para combatir el estrés. La atención centrada en el cuerpo durante el masaje, ayuda a despejar la mente de pensamientos estresantes. Pueden aumentar la conciencia corporal, conectándose con su cuerpo y los signos de la tensión antes que se conviertan en un problema crónico, ayudando a abordar el estrés de manera más efectiva. Tenemos que considerar que los efectos de un masaje varían de una persona a otra, no todas las personas responderán de la misma manera por ser una forma complementaria de gestionar el estrés y no la debemos de considerar como un sustituto de la atención médica o la terapia para tratar trastornos de ansiedad crónica o depresión.