Las claves para prevenir el sobrepeso y la obesidad.
Es fundamental crear entornos saludables que influyan en la correcta toma de decisiones de las personas con sobrepeso, sobre todo cuando hablamos de alimentación o ejercicio físico.
Sentarse alrededor de una mesa supone algo más que una necesidad biológica, ya que comer es un acto social y emocional, y lo mismo ocurre con el ejercicio físico.
No hay que permitir que las malas costumbres del resto incidan sobre nosotros puesto que, aun teniendo predisposición genética, la obesidad se puede prevenir sí se adoptan buenos hábitos.
Es importante priorizar el consumo de alimentos bajos en calorías como son las frutas, las verduras y las hortalizas, sin olvidar aportar los hidratos de carbono y proteínas que proporcionarán la energía inmediata necesaria para hacer ejercicio o realizar las actividades diarias.
Hay que tener en cuenta que toda la energía de más que no se consiga quemar en el día se convertirá en grasa más tarde, por lo que ajustar la cantidad a consumir de estos alimentos en función de la actividad de cada persona tiene una gran importancia.
Este tipo de dietas es imprescindible que las regule un nutricionista y que sea él quien las adapte a cada paciente con obesidad porque, de no hacerlo así, se podría conseguir el efecto contrario al esperado.
No hay que olvidar que se puede comer prácticamente de todo en las cantidades indicadas, evitando siempre las grasas saturadas y los azúcares refinados.
El segundo pilar fundamental en la prevención de obesidad es el ejercicio físico.
Hacer deporte abre la puerta a una correcta regulación del metabolismo, a controlar el azúcar en sangre y a que haya un preciso balance energético.
Es necesario que haya una preparación previa llevada a cabo por un profesional que sea quien guíe este proceso mediante tablas personalizadas de gasto calórico.
Y para aquellos casos en los que la condición física es baja, es recomendable empezar por dar paseos e ir poco a poco incrementando el ritmo.