Puede ser la forma de pisar, que no sea la correcta, por ejemplo, cuando el pie se aplana demasiado o, por el contrario, cuando tenemos un pie más cavo de lo normal.
También puede generarse por una retracción de la musculatura posterior de la pierna que provoca un aumento de la tensión de la fascia, ya que ambas estructuras están conectadas por un sistema de poleas que es el sistema Aquileo-calcáneo-plantar.
Estos episodios suelen aumentar después de verano, debido, entre otras cosas, a “un uso prolongado de un calzado inadecuado para caminar cómo pueden ser las chanclas”.
Es una dolencia que sufren en mayor medida las mujeres y los deportistas y que, según algunos estudios, puede llegar a desarrollar el 10% de la población en algún momento de su vida.
La buena noticia es que existente diferentes tipos de tratamientos.
Para ello, la podóloga María Herreros señala que “es importante poder realizar un estudio de la pisada del paciente para averiguar cuál es el origen de esta tensión y si existe algún tipo de acortamiento muscular”.
En algunos casos será necesario recurrir a unas plantillas personalizadas “que incluyan en la propia plantilla la función de la talonera para mejorar la biomecánica, relajar la tensión de la fascia y la musculatura posterior de la pierna y amortiguar el talón”.
En Podoactiva, por ejemplo, cuentan con “un sistema de escaneo 3D patentado a nivel mundial, con el que escaneamos el pie del paciente y realizamos una plantilla con una doble personalización para poder dar soporte al arco plantar, disminuir la tensión de la fascia y relajar toda la musculatura posterior de la pierna”, detalla Herreros.