La falta de coordinación se debe a un problema con el control muscular que ocasiona una incapacidad para coordinar los movimientos.
Esto lleva a que se presente un movimiento espasmódico, inestable y de vaivén de la mitad del cuerpo y marcha inestable.
Las enfermedades que lesionan el cerebelo, la médula espinal y los nervios periféricos pueden interferir con el movimiento muscular normal.
El resultado es el movimiento muscular tosco, espasmódico y descoordinado.
Las lesiones o enfermedades cerebrales que pueden causar movimientos descoordinados incluyen lesiones cerebrales presentes al nacer por traumatismo o infección.
El traumatismo craneal también puede causar este padecimiento.
La varicela o algunas otras infecciones cerebrales pueden causar ataxia.
Se han reportado casos por afecciones hereditarias, como la ataxia cerebelosa congénita, la ataxia de Friedreich, la ataxia telangiectasia y la enfermedad de Wilson.
Esclerosis múltiple y accidente cerebrovascular pueden ocasionar la enfermedad.
El tumor cerebral puede causar ataxia.
La intoxicación o efectos tóxicos ocasionados por el consumo de alcohol, ciertos medicamentos, metales pesados como el mercurio, el talio y el plomo pueden producir este padecimiento.
Disolventes como el tolueno o el tetracloruro de carbono, así como las drogas ilícitas, han sido reportadas como causantes del padecimiento.
Otras causas de ataxia incluyen ciertos cánceres donde pueden aparecer síntomas de movimiento descoordinado meses o años antes, problemas con los nervios de las piernas, lesiones a la columna que han ocasionado daño en la médula espinal y deficiencias de vitaminas.
La terapia física que incluya natación, estiramiento, caminar y ejercicios de equilibrio puede ayudar con la coordinación y ralentizar el daño.
Se puede hacer una evaluación de la seguridad en el hogar por parte de un fisioterapeuta.
Para los afectados, se deben tomar medidas para hacer más fácil y seguro el movimiento en el hogar, evitando el desorden y manteniendo los pasillos despejados y retirando alfombras u otros objetos que podrían provocar caídas o resbalones.
Las actividades cotidianas pueden verse afectadas por este padecimiento, motivo por el cual es importante el apoyo familiar.
Se pueden establecer rutinas que faciliten las actividades de la persona afectada.
Algunas tareas pueden ser realizadas de una manera más sencilla con ayuda de distintas ayudas para caminar como bastones o caminadores.
También es importante no exigirle los movimientos que le son difíciles de realizar.
El apoyo es importante, ayudando a hablar abiertamente sobre los sentimientos.
Hay grupos de autoayuda disponibles en muchas comunidades para ayudar a los enfermos y sus familiares a entender mejor el padecimiento y las mejores formas de afrontarlo.
En caso de que una persona tenga problemas de coordinación inexplicables, se recomienda buscar ayuda médica de inmediato, cuanto antes, mejor.
Es importante tener una comunicación fluida con su proveedor si se notan movimientos descoordinados.
En situaciones de emergencia, primero se estabiliza al paciente y, posteriormente, se tratan los síntomas presentados.
Después de realizar un examen físico para conocer el estado de los músculos y los nervios, se puede comenzar a tratar el padecimiento.
Sólo en casos muy específicos se necesitará remitir al paciente a un especialista.
Si se reconoce el problema específico, se puede tratar para hacerlo desaparecer.
De otra forma, si el problema no tiene solución, habrá que buscar un tratamiento para el padecimiento.