Las consecuencias de un latigazo cervical van a depender de la gravedad de la lesión y de la rapidez en la administración del tratamiento.
De hecho, aunque la mayoría de las personas se recuperan de un latigazo cervical, entre el 15-20% desarrollan dolor crónico.
En la mayoría de esos casos convergen, además del accidente, ciertos factores adicionales como una musculatura débil, poco coordinada, ansiedad o situaciones laborales que tiendan a prolongar la duración de la baja.
Las más leves serán dolor y contractura muscular.
Y son las que padecen la mayoría ya que el 90% sufren dolor en cervicales (cervicalgia).
Las más graves son pérdidas de movilidad de la columna, fracturas vertebrales y alteraciones neurológicas asociadas como dolores musculares (el 8% sufre lumbalgia), cefalea tensional o migrañas (el 18% de los que padecen un latigazo cervical), hormigueo en el rostro o en los brazos (el 4% sufren dolor irradiado en brazos), irritabilidad, aumento de la sensibilidad al ruido, debilidad, vértigos y mareos (alrededor de un 20%).
Además algunos estudios han demostrado que la probabilidad de sufrir fibromialgia se incrementa tras sufrir un latigazo cervical.
Una vez pasada la fase aguda, hay que empezar con el tratamiento para recuperar la movilidad.
Este tratamiento ha de ser gradual.
Es aconsejable acudir a un fisioterapeuta para estipular los tiempos y las fases, según la gravedad del latigazo cervical.
Son ejercicios que fortalecen la musculatura cervical y así evitamos una recaída de las molestias.
Y es importante seguirlo hasta el final y correctamente.
En muchas ocasiones se quiere acelerar los plazos y se da el alta con secuelas.
Eso puede empeorar la calidad de vida del paciente ya que se cronifica el dolor y aumentan los niveles de malestar psicológico y ansiedad.